"Una catástrofe es un hecho inesperado que causa la muerte o heridas a un elevado número de personas".
Autor: Carrera Carbajo I.Brigada de Policía Científica
Publicación de la Unidad de Investigación en Emergencia y Desastres (UIED) de la Universidad de Oviedo.
La identificación de personas fallecidas no suele plantear grandes
dificultades en supuestos de cadáveres aislados y de fallecimiento
reciente, pero puede resultar complicada, problemática y llena de
dificultades cuando hay que identificar a las víctimas múltiples en una
catástrofe; sobre todo si se actúa con falta de previsión, con
precipitación en los momentos iniciales (cuando es fácil cometer errores
que difícilmente se podrán enmendar), sin sujeción a ninguna
metodología establecida, o cuando determinados trabajos se realizan por
personas inexpertas, que ignoran la importancia capital que debe darse a
un tema de tal trascendencia.
En aras de una mayor sencillez expositiva dividiremos el presente
trabajo en tres apartados distintos, que tratarán sucesivamente de: a)
Identificación personal, en general; b) Identificación de cadáveres
aislados, y c) Identificación de cadáveres en grandes catástrofes.
El desarrollo de los dos primeros epígrafes constituirá una aproximación
de conjunto al tema de la IDENTIFICACIÓN-NECROIDENTIFICACIÓN, tratando
de resaltar su importancia y el amplio abanico de técnicas
identificativas de que podemos disponer actualmente, para terminar
abordando, con mayor profundidad, el contenido esencial al que está
destinado este trabajo: la identificación de cadáveres en casos de
catástrofes en masa. Es este un tema que en las últimas décadas ha
adquirido extraordinaria importancia por el gran número de víctimas de
alguna de esas catástrofes (585 fallecidos en el accidente aéreo de
Tenerife de 1977), por los severos destrozos que sufren los cuerpos, y
por la alarma y conmoción social que se genera, favorecida por la
inmediatez en la transmisión actual de las noticias.
Por fortuna, los progresos de las diversas técnicas empleadas en
identificación de cadáveres permiten dar soluciones, cada vez con mas
rapidez y mayor grado de fiabilidad, a la problemática concreta que cada
suceso puntual plantea. Pero no debemos ocultar que estamos ante un
tema difícil, que debería ser objeto de la máxima preocupación,
manifestada desde hace años por INTERPOL, al recomendar a sus países
miembros la "formación de Comisiones permanentes para identificación de
Víctimas de Catástrofes".
Identificación Personal
La necesidad de identificar (1) a los infractores de leyes y códigos se
ha sentido siempre, existiendo desde antiguo testimonios escritos que
lo acreditan. El poder establecer de manera indudable la identidad (2)
de las personas ha sido una preocupación constante a través del
transcurso de los tiempos, siendo posiblemente la identificación
personal el antecedente remoto donde se basa toda la moderna
criminalística.
La individualización de las personas es imprescindible en toda relación
jurídica, administrativa, económica etc. Sin embargo, posiblemente sea
dentro del ámbito de actuación judicial y policial donde más evidente
resulta la necesidad de utilizar métodos de identificación personal
fiables y seguros, (y a ser posible rápidos), por la práctica
frecuentemente empleada por algunos delincuentes que tratan de ocultar o
falsear su verdadera identidad, para escapar a la acción de la
Justicia. Cuando se trata de cadáveres, a las necesidades legales de
establecer esa identidad por cuestiones de herencias y sucesiones
(problemas de premoriencia y conmoriencia), se suman, además, razones
humanitarias y motivos religiosos que inducen a todas las personas a
honrar a los familiares fallecidos.
Empleamos también la identificación personal en la vida social de
relación con nuestros semejantes, y lo hacemos de forma automática e
inconsciente "identificando al amigo o conocido que tenemos delante con
la imagen que de él tenemos grabada en la memoria, tras un cotejo
instantáneo", según expresó de forma elocuente el Dr. D. Federico Olóriz
Aguilera (3), creador del Sistema Dactiloscópico Español, quien decía
que, por ello, la identi¬ficación es el acto más frecuente y elemental
de la vida social.
Dada la importancia de la identificación personal, que tratamos de
resaltar, en todo el ámbito de relaciones sociales y jurídicas, se
comprende fácilmente que siglos antes de que Quetelet afirmase que no
hay dos personas idénticas, esta idea ya estaba latente y era compartida
por muchos otros autores, que a lo largo de la historia se esforzaron
por individualizar a cada sujeto, tratando de idear métodos para poder
determinar su nombre "natural o antropológico", derivado de algún rasgo o
dato físico particular e invariable, ya que el nombre civil de las
personas no es un medio de identificación que se pueda considerar
fiable, si no va ligado o está relacionado con algún dato o rasgo de
aquel tipo.
Así, en un rápido recorrido histórico, observamos cronológicamente la
siguiente evolución en materia de técnicas o procedimientos
identificativos:
En una primera época se utilizó la descripción personal o morfológica,
consistente en expresar con palabras los rasgos físicos más
característicos de una persona. Gracias a ella podemos imaginarnos, 18
siglos después de su existencia, cómo era el esclavo Xernón (4) y cómo
Alejandro Magno (5). La descripción personal no es otra cosa que un
retrato hablado.
Hubo después un amplio período de tiempo durante el que se recurrió a
efectuar amputaciones y producir marcas infamantes (amputaciones de
nariz y orejas, tatuado de siglas, marcado con hierro candente etc.), a
los individuos reincidentes, para lograr su identificación.
La aplicación de la fotografía a la identificación supuso un avance
importante, que aún hoy se sigue empleando como apoyo de otras técnicas,
pero dejó de ser operativo a medida que aumentaban las colecciones
fotográficas de los delincuentes, sin que se idease ningún procedimiento
efectivo de clasificación de las fotografías.
La breve etapa de auge del "Bertillonage" o "Sistema antropométrico" de
Bertillón, que trataba de individualizar a los delincuentes a través de
una serie de mediciones del cuerpo humano, de aquellas partes del cuerpo
menos variables en los adultos; (de hecho uno de los fundamentos
esenciales del "Bertillonage" se basaba en la fijeza casi absoluta del
sistema óseo a partir de los 20 años de edad del individuo), significó
el primer intento serio de abordar la problemática identificativa desde
una óptica técnico científica. Su creador, Alfonso Bertillón, es
considerado por todos los especialistas el padre de la Policía
Científica.
En la segunda mitad del siglo pasado se produce el nacimiento de la
Dactiloscopia, que rápidamente comenzó a emplearse con éxito en los
albores de este siglo. Se trata del método identificativo por
excelencia y que ha supuesto la aportación más importante en materia de
técnicas identificativas.
La Dactiloscopia, junto a la Odontología Forense, (especialmente útil
para resolver casos de cadáveres calcinados) y las modernas técnicas
analíticas actuales, (con las posibilidades que el ADN ofrece ya en
materia de identificación), permiten afrontar la generalidad de los
casos a resolver. Los avances técnicos de los últimos años en todo lo
relacionado con la genética humana, auguran una época, sin duda ya
iniciada, y en constante progreso, donde cada vez será más fácil
relacionar unos restos humanos, incluso un solo cabello, con una familia
determinada.
En toda esta evolución hay una larga lista de hombres, de nombres, de
métodos, de técnicas, de procedimientos, encaminados todos al mismo fin:
identificar a cada persona, ya sea un sujeto vivo, ya un cadáver. Los
nombres de Purkinje, Frigerio, Matheios, Lacassagne, Bertillón, Amoedo,
Herschell, Faulds, Galton, Henry, Vucetich, Olóriz y Balthazard, entre
otros, son figuras relevantes en materia de identificación personal y es
a ellos a quienes debemos la creación, mejoras y progresos en las
diversas técnicas identificativas, hasta llegar al momento de auge
actual en que se encuentran.
Los intentos de otros autores por la implantación de nuevas técnicas,
que algunos esbozaron, como el estudio de las uñas, de las
ramificaciones venosas del dorso de la mano, del fondo de ojo, de la
cicatriz umbilical, o el inyectar parafina bajo la piel con fines de
identificación, supusieron inquietud y preocupación por el tema pero no
llegaron a consolidarse; menos aún el intento aislado de algún autor
atrevido que propuso tatuar a cada persona, fuera delincuente o no, con
su nombre y apellidos.
En la actualidad, en nuestro país, para sujetos vivos y cadáveres
recientes e íntegros, el método identificativo por excelencia es la
DACTILOSCOPIA. Su fundamento se basa en la perennidad, inmutabilidad y
diversiformidad de los dibujos formados por las crestas papilares de la
falange extrema de los dedos, que además presentan la ventaja de que son
clasificables y fáciles y rápidos de obtener. Los conceptos de
perennidad e inmutabilidad hacen referencia a que los dibujos digitales,
formados por líneas entrantes y salientes, (surcos y crestas,
respectivamente) al igual que el resto de los dibujos papilares de la
cara palmar de las manos y de la plantar de los pies, permanecen
invariables en una misma persona desde antes del nacimiento y hasta
después de la muerte, (aunque con las lógicas variaciones de tamaño), y
no pueden modificarse voluntariamente. La variabilidad, diversiformidad o
individualidad de esos dibujos digitales, fundamento esencial de la
Dactiloscopia, significa que son exclusivos de cada persona, o lo que es
lo mismo, que no existen dos dactilogramas (dibujos digitales) iguales,
producidos por dedos diferentes. Este principio esencial, de la
diversiformidad, si bien no ha sido demostrado absolutamente de modo
científico, se encuentra suficientemente probado por la experiencia y
está admitido por la doctrina de forma unánime.
En España, dentro de la policía, desde que en 1911 se puso en
funcionamiento el "Servicio de Identificación Dactiloscópica" de la
Jefatura de Policía de Madrid, hasta el momento actual; pasando por la
creación en 1921 del "Gabinete Central de Identificación", la aparición
de Gabinetes de Identificación regionales, provinciales y locales
distribuidos por todo el territorio nacional; la conversión del Gabinete
Central en "Servicio Central de Policía Científica" en 1988, (para
compendiar en su denominación todo el conjunto de competencias asumidas y
siguiendo el mismo criterio que el de otros servicios análogos de los
países europeos de nuestro entorno próximo) y posteriormente en 1994 en
"Comisaría General de Policía Científica"; son los funcionarios de
policía destinados en estos servicios, y de forma análoga los de la
Guardia Civil, en su ámbito territorial de actuación, los que vienen
desarrollando, junto a otros cometidos variados del campo de la
criminalística, el de identificar a los detenidos, así como a cadáveres y
amnésicos, utilizando esencialmente el sistema dactiloscópico.
En supuestos de actuación con cadáveres no se descarta nunca el recurrir
a otros métodos cuando ello es necesario, pero siempre que tales
métodos comporten únicamente el estudio de datos externos. Se procura
siempre, en toda actuación, el más escrupuloso respeto para los médicos
forenses, competentes para realizar el examen interno y el estudio
intracavitario de los cadáveres, y de quienes se recibe por lo general
extraordinaria colaboración.
La identificación de cadáveres aislados, como decimos, forma parte del
trabajo diario de los funcionarios de policía expertos en
identificación, destinados en los distintos Servicios de Policía
Científica (unas 180 unidades repartidas por todo el territorio). En
tales supuestos se cuenta con amplia experiencia de actuación, puesto
que en todos los casos de muertes en los que hay intervención judicial
existe la obligación de identificar el cadáver, o de confirmar su
identidad por medios técnicos, aún cuando estuviera ya supuestamente
identificado.
Para el caso de catástrofes masivas, si el suceso superase la capacidad
de respuesta, en lo que a identificación de cadáveres concierne, de los
servicios específicos encargados de realizar tal cometido en el lugar en
el que aquél aconteciese, se dispone a nivel central, en la Comisaría
General de Policía Científica, en Madrid, de un Grupo "durmiente"
compuesto por personas con amplia experiencia en anteriores sucesos
catastróficos y que está en permanente disposición de poder trasladarse
con rapidez al lugar de la emergencia, provisto de los medios técnicos y
del instrumental necesario.
En el reciente accidente aéreo ocurrido en las proximidades de Melilla,
(aunque en territorio marroquí, Cabo Tres Forcas, el 25/09/98), en el
que perecieron los 38 ocupantes de un avión de línea regular, los medios
de comunicación social se han hecho eco, de forma reiterada, de la
actuación de este grupo. En concreto, en los distintos canales de
televisión se ofrecieron referencias a su actuación y a los métodos de
identificación empleados. Titulares de prensa, como los siguientes,
recogen la actuación de este Grupo de Catástrofes y elogian su actuación
en el caso concreto que mencionamos: "Alarde de rapidez y eficacia de
la Policía Científica en la identificación de los cadáveres del avión
español", "Identificados ya 35 de los 38 cadáveres tras un trabajo muy
complejo".
Identificación de cadáveres aislados
Se denomina NECROIDENTIFICACIÓN a la identificación de personas
fallecidas. Todos los métodos utilizados para identificar a sujetos
vivos pueden servir igualmente cuando se trata de identificar a
cadáveres recientes.
La normativa legal que regula el tema es escasa y se encuentra
totalmente superada. La Ley de Enjuiciamiento Criminal (Artículos 340 al
342) establece como medio de identificación del fallecido, en los casos
de muerte violenta o sospechosa de criminalidad, el reconocimiento del
cadáver por testigos que "den razón satisfactoria de su conocimiento".
En caso negativo "el Juez recogerá todas las prendas del traje con que
se le hubiera encontrado, a fin de que puedan servir oportunamente para
hacer la identificación".
Se echa de menos una adecuada actualización de la normativa en esta
materia, pues es evidente que existen hoy procedimientos y métodos que
posibilitan el establecimiento de identificaciones por medios técnicos
irrefu¬tables y escaso valor puede darse a la identificación de "visu"
de un cadáver, o al reconocimiento de unas prendas u objetos personales
que vista/porte y que han podido ser sustituidas por otras accidental o
maliciosamente.
El escaso valor de una identificación visual deriva de que en ocasiones
los cadáveres se encuentran tan desfigurados, por el propio mecanismo de
la muerte o por fenómenos putrefactivos, que resulta imposible su
reconocimiento, incluso por sus familiares. Además, el estado
psicológico en que puede encontrarse una persona que va a tratar de
reconocer a un ser querido, unido a posibles deformaciones del rostro en
los cadáveres (por traumatismos, hinchazón, cambios de coloración,
rigidez, relajación, etc.) hace que no sea rara la comisión de errores
en esta práctica. En la literatura Médico Legal se citan frecuentes
casos y alguna experiencia personal tenemos en este mismo sentido.
Tampoco puede descartarse completamente el hecho de que alguna persona,
de mala fe, intente realizar una identificación equivocada, para
"hacerse con un cadáver", con la finalidad, por ejemplo, de beneficiarse
con la indemnización de un seguro.
Por tanto, la identificación por reconocimiento visual directo de un
cadáver, que algunos expertos, en ocasiones, consideran desaconsejable
(de hecho, en supuestos de catástrofes hay quienes son contrarios a
ella) o de sus pertenencias, no puede ser considerada como una técnica
identificativa en sentido estricto, por más que la Ley de Enjuiciamiento
Criminal le otorgue validez. Una y otra forma de reconocimiento no son
más que aproximaciones indiciarias a una hipotética identificación, que
habrá de ser corroborada técnicamente.
El que la normativa ignore la existencia de una policía técnica y deje a
la buena voluntad de posibles testigos "o de quien tenga algún dato"
algo tan delicado y trascendental como la identificación de un cadáver
se comprende fácilmente, pues cuando la Ley de Enjuiciamiento Criminal
se promulgó (1882) la fotografía y la dactiloscopia estaban en sus
inicios. Pero ello no es óbice para que, en el momento actual,
consideremos trasnochadas estas prácticas y aboguemos por la utilización
de métodos técnicos fiables y seguros, que ya va siendo hora de que
tengan la regulación normativa que los tiempos exigen.
Para llevar a cabo la identificación de cadáveres se recurre al empleo
de diversas técnicas o métodos técnicos. Todos son importantes, y aunque
unos sean más efectivos que otros, al aportar datos más concluyentes,
no debe despreciarse ninguno pues a veces el resultado de una
identificación plena puede depender de la utilización conjunta de varios
de estos métodos.
Identificar es "re-conocer", y por ello ningún procedimiento será
efectivo si del individuo que tratamos de identificar no poseemos una
reseña previa o registro anterior, con datos del mismo tipo que los que
vamos a comparar, ya sea esta reseña morfológica, antropológica,
dactiloscópica, de caracteres dentales, etc.
La necroidentificación debe ser el resultado de un estudio realizado por
especialistas (los habituales son médicos forenses y miembros de los
cuerpos de seguridad expertos en identificación, fotografía,
dactiloscopia), quienes con sus conocimientos pueden confirmar la
identificación plena de un cadáver. Pero la lista no puede ser cerrada
ni excluyente y en ocasiones será necesaria la colaboración de
odontólogos, antropólogos, radiólogos, especialistas en análisis
clínicos, etc. Ello dependerá del estado del cadáver que se trate de
identificar en cada caso y del tipo de datos "ante mortem" de que
dispongamos del hipotético candidato.
La necroidentificación consiste en comparar, cotejar, poner en
correlación, los datos obtenidos de un cadáver (datos "post mortem" =
PM) con aquellos otros facilitados por familiares o conocidos,
relativos a la persona que se sospecha fallecida y que se trata de
identificar (datos "ante mortem" = AM). De la coincidencia entre datos
AM y PM se obtiene el dictamen de identidad correspondiente, atendiendo a
la calidad y cantidad de tales coincidencias.
El proceso de identificación, en cuanto a la metodología de actuación,
no es fácil de ajustar a normas o pautas preestablecidas. El mecanismo
de la muerte, la etiología de la misma, el estado de conservación de un
cadáver, y otras circunstancias, son factores que influyen en el orden
de los pasos a seguir. Así, en nuestro país, en casos de cadáveres
recientes, lo habitual es emplear la dactiloscopia, que no sirve, sin
embargo, en supuestos de encontrarlos calcinados. Tampoco los pasos a
seguir serán los mismos si estamos ante un homicidio o ante una muerte
accidental; en el primer caso es prioritaria la recogida de muestras,
debiendo retrasarse los trabajos de identificación en cuanto supongan el
más mínimo riesgo de interferencia con esa recogida de vestigios, o su
posible deterioro.
Aunque el tema esencial al que nos referimos sea el de la identificación
de personas fallecidas, no podemos dejar de citar aquí aquellas otras
situaciones análogas en las que se trata de determinar la identidad de
amnésicos, enfermos psiquiátricos, enfermos o heridos graves ingresados
en centros hospitalarios, de los que interesa con urgencia averiguar su
identidad, ante la previsión de un fatal desenlace en su evolución. A
este respecto hemos de mencionar que, por lo que se refiere a Oviedo,
existen cauces fluidos de comunicación entre responsables sanitarios de
las áreas de "Asistencia Social" y "Atención al paciente" y funcionarios
policiales expertos en identificación. Esa relación, consecuencia de
reiteradas colaboraciones (cada día más frecuentes), ha permitido
resolver de forma satisfactoria cuantos casos puntuales se han
presentado.
Resumiendo, el conjunto de técnicas de necroidentificación es variado;
las circunstancias concretas de cada caso determinarán el empleo de las
más adecuadas, pero sabiendo que no todas tienen el mismo grado de
validez: la dactiloscopia y la odontología permiten, por sí solas, la
identificación plena de un cadáver, mientras que en otros casos será el
empleo conjunto de varias técnicas distintas las que puedan conducir al
establecimiento de una identificación.
De todo el conjunto de procedimientos identificativos suele hacerse una
distinción previa entre aquellos que se basan en el estudio de datos
externos y los que se refieren al examen interno de los cadáveres,
reservados los últimos a los profesionales de la medicina forense.
Examen externo
Aunque la primera fase de la autopsia judicial comienza con el acto de
"levantamiento" del cadáver y su descripción física, no suele existir
inconveniente para que los especialistas en identificación de los
Cuerpos de Seguridad accedan a este examen externo, realizando de hecho,
en la práctica, la inmensa mayoría de las necroidentificaciones. Entre
los procedimientos utilizados para efectuarlas, partiendo exclusivamente
de datos externos, se emplean:
-Reconocimiento directo: a él nos hemos referido con anterioridad y en
cuanto está recogido en la L.E.C. sigue practicándose por familiares de
fallecidos. Para evitar identificaciones erróneas, sobre todo si el
cadáver presenta el contorno facial deformado o destruido, habrían de
complementarse siempre los casos de reconocimiento con el apoyo de otras
técnicas, pues tal reconocimiento no es prueba definitiva de identidad.
A este respecto la propia INTERPOL reconoce que "hay registrados muchos
casos en que tal reconocimiento (el visual) se ha demostrados más tarde
que era erróneo y sigue siendo incierto cuántos casos equivocados nunca
han sido detectados".
-Descripción física: para efectuarla se parte de la generalidad para
descender al detalle; se comienza por determinar, la raza, el sexo, la
talla, el peso, la edad aparente, etc., para a continuación centrarse en
el conjunto del rostro, determinando color del pelo, de ojos, forma y
tamaño de la boca, nariz, cejas, pómulos, oreja (de extraordinario valor
identificativo por su variedad). Se trata, en definitiva, de efectuar
un "retrato hablado" lo más completo y ajustado posible, pero procurando
centrar la atención en la búsqueda y localización de las
particularidades exclusivas o rasgos específicos de ese cadáver, tales
como tatuajes, cicatrices, lunares, deformaciones y otras marcas
singulares que van a ser las que realmente ayuden a lograr su
individualidad. De todo ello, del cadáver en conjunto y de las
particularidades de detalle, han de obtenerse las fotografías adecuadas
para dejar constancia gráfica de lo observado
En la práctica diaria el procedimiento mencionado resuelve numerosos
casos de identificación, sobre todo en supuestos de suicidios por
arrollamiento de tren.
Nuestra experiencia en tales casos, nos ha permitido conocer algún
suceso en el que el suicida intencionadamente no portaba ningún
documento de identidad. En algún caso, sabemos, que se habían
desprendido de ellos para tratar de no ser identificado con el fin de no
causar "molestias" a la familia, derivadas del fallecimiento. Y como en
tales supuestos los cadáveres quedan tan seriamente dañados que resulta
del todo desaconsejable la difusión de imágenes de su rostro, la
publicación en la prensa local de una descripción generalizada del
fallecido, con mención especial o fotografía de alguna particularidad
concreta de alto valor identificativo, suele resolver el problema en las
fechas inmediatas. La labor de la prensa en esas ocasiones es esencial,
y colabora siempre cuando se solicita su ayuda para publicar datos
sobre la existencia de un cadáver no identificado. La identificación se
confirma posteriormente, por lo general, mediante el empleo de la
técnica dactiloscópica.
-Descripción de accesorios: se ha de ser extremadamente cauteloso en la
valoración con fines identificativos de las prendas u objetos que porte
un cadáver, pues nadie podrá afirmar con absoluta seguridad que le
pertenecen. No obstante, esos accesorios pueden ser de gran ayuda si,
con las reservas aludidas, se sabe utilizar adecuadamente toda la
información que pueden suministrar.
La fotografía, al igual que en el caso de la descripción física, juega
aquí un papel muy importante, pues en ocasiones unas prendas pueden no
estar presentables para exhibirlas directamente, (por ejemplo por estar
manchadas de sangre o de productos de la putrefacción), pero sí que es
posible el obtener fotografías de ellas, haciendo especial hincapié en
los detalles de marcas, talla, etiquetas de fabricante o de tintorería
etc.
Detalle de inscripción en un fragmento de ropa de un fallecido
También de las joyas, bisutería, llaves, u otros accesorios se pueden
obtener datos valiosos si se examinan con meticulosidad y no se descarta
la posibilidad de encontrar grabaciones de fechas, iniciales u otras.
Datos tan importantes como el tipo de ropa y su calidad, el valor
aparente de una joya, que pueden orientarnos en cuanto al estrato social
de su portador,
o una etiqueta de tintorería que puede encaminar la búsqueda de la
persona que tratamos de identificar hacia una zona geográfica concreta,
no deben ser nunca despreciados, aunque su valor identificativo sea
escaso si no se complementa posteriormente. En este mismo sentido, la
observación de las manos y en concreto de las uñas, es importante por
cuanto puede aportar información acerca del tipo de trabajo y condición
social.
-
Necrorreseña dactilar: Su importancia por el número de casos que
resuelve en la práctica, tanto en supuestos de identificación como de
confirmación de identidad, hace obligado que nos refiramos a ella de
forma especial. En nuestro país, cuando se trata de cadáveres recientes y
en sucesos aislados, casi todos se identifican por el método
dactiloscópico.
La Dactiloscopia es el método ideal y más seguro para identificar un
cadáver, siempre que su estado de descomposición no sea tan avanzado que
el dibujo papilar de las yemas de los dedos se encuentre destruido.
Junto con la odontología legal es la única técnica que posibilita, por
sí sola, la identificación plena de un cadáver. Sin embargo, a
diferencia de aquella puede hacerlo de manera directa si de ese cadáver
poseemos una reseña dactilar previa, gracias a las posibilidades de
formulación que ofrecen los dibujos digitales.
Pero la existencia de una reseña dactiloscópica anterior, conlleva el
hecho de que el individuo a quien pertenece, en alguna ocasión fue
detenido por la comisión de un delito. Por ello, se suele considerar
dicha reseña como algo infamante y que debe ser evitado por cuanto puede
suponer una forma de control policial. Sin embargo, son las personas
reseñadas quienes se encuentran en una situación ventajosa si fallecen y
se desconoce su identidad, pues pueden ser identificadas de forma
directa.
Las demás técnicas de identificación y la dactiloscopia en caso de
sujetos sin reseña dactilar previa resuelven los supuestos pero de
manera indirecta, al ser necesario conocer previamente los datos de la
persona a quien supuestamente se trata de identificar y disponer
entonces del correspondiente registro con el que efectuar los cotejos.
Con otras palabras, obtenida una necrorreseña dactilar se puede formular
(los dibujos digitales son clasificables) y tras ello realizar la
búsqueda correspondiente, ya sea de forma manual o automática, de esa
reseña en el archivo o banco de datos de personas reseñadas. Si el
fallecido había sido reseñado anteriormente lo identificamos de manera
directa y rápida. En caso contrario, necesitamos recurrir a otras
fuentes de consulta (banco de datos de personas desapare¬cidas,
consultar denuncias sobre desapariciones, difundir descripción física
o de accesorios), esperando que alguien facilite la posible filiación de
un cadáver para realizar el cotejo entre la impresión dactilar de su
DNI y la que del dedo correspondiente obtuvimos al cadáver. Esto sería
una forma de identificación indirecta y que puede demorarse en el
tiempo, por cuanto necesitamos conocer previamente datos acerca de un
posible fallecido. De hecho, hay cadáveres sin identificar de los que
existen suficientes datos PM y que sin embargo no se identifican porque
nadie se interesa por ellos, aportando datos AM.
Por las ventajas que proporciona la dactiloscopia en el campo concreto
de la necroidentificación, sería un error lamentable el suprimir la
impresión dactilar de nuestro Documento Nacional de Identidad (en el
modelo vigente la tarjeta asignada al titular ya no la lleva), siguiendo
la tendencia de países próximos, en tanto no se avance en algunas otras
técnicas identificativas. Entendemos, modestamente, pero avalados por
la experiencia de muchos años de trabajo en el campo de la
identificación personal, que cualquier decisión que se tomara en este
sentido debería ser consultada previamente con los expertos, pues
tampoco resulta descabella¬do pensar que tengan que ser esos otros
países los que deban recurrir a la dactiloscopia para garantizar la
identificación de sus ciudadanos.
En cuanto a la mecánica de actuación a emplear para obtener la reseña
dactiloscópica de un cadáver, no suelen plantearse grandes dificultades
en supuestos de muerte reciente:
- Antes de instaurarse la rigidez cadavérica y una vez vencida se
opera de forma similar que si se reseñase a sujetos vivos, con la
salvedad de que en vez de rodar los dedos sobre la tarjeta es ésta la
que rueda sobre el dedo inerte, entintado previamente. La técnica de
entintado ha mejorado notablemente con el empleo de finas tiras
entintadas, confeccionadas en material plástico, de fácil manejo y
adaptación a los dedos del cadáver, y que han venido a sustituir a los
rodillos y pletinas de entintar convencionales.
- En fase de rigidez es necesario vencerla mediante flexiones de los
dedos, de muñeca e incluso del codo y del hombro, dependiendo del grado
de aquélla.
- En casos de saponificación puede intentarse el desprendimiento de
la epidermis (a veces se desprende sola) y emplear el pulpejo digital
como si fuese el dedo de un guante para poder entintarlo o fotografiarlo
directamente o incluso utilizarlo a manera de un negativo fotográfico.
- Los supuestos de momificación se resuelven hidratando el pulpejo o mediante fotografiado directo.
- Incluso en estados de descomposición no muy avanzada se puede
intentar operar sobre la dermis, cuando la epidermis se encuentra
destruida, consiguiéndose, mediante tratamientos de laboratorio,
resultados positivos, aún con dedos seriamente dañados.
Examen intreno
Reiteramos que la competencia de este examen corresponde al médico
forense. No obstante exponemos someramente las distintas posibilidades
que ofrecen diversas técnicas, de las que en ocasiones se obtienen
resultados excluyentes y en otras solo indiciarios, para detenernos más
extensamente en la necroidentificación dentaria, por su incidencia en
supuestos de catástrofes:
- Identificación serológica: Las determinaciones de grupo sanguíneo y de
sistemas enzimáticos pueden ayudar a orientar, a encaminar, una
identificación, que habrá de confirmarse, mientras que los análisis de
ADN pueden confirmarla por sí solos.
- Identificación radiológica: El estudio de senos frontales, de fracturas
o deformaciones radiografiadas PM pueden ser de gran ayuda en
identificación siempre que poseamos el correspondiente registro obtenido
en vida con el que comparar; el mayor o menor grado de fiabilidad
dependerá del tipo de particularismos de detalle coincidentes entre
ambas radiografías. En ocasiones mediante RX pueden ser detectadas
piezas de joyería o trozos de ellas incrustados en cadáveres, como
consecuencia del accidente, así como tornillos, alfileres u otras
prótesis con valor identificativo o que pueden servir de ayuda para
orientar una identificación.
- Patologías, prótesis, intervenciones quirúrgicas, órganos extirpados y
otras evidencias médicas observadas en un cadáver pueden suponer una
ayuda válida para confirmar o descartar una identidad si existe
constancia de ella en la correspondiente historia clínica del sujeto
candidato.
-El apoyo de otras técnicas, como la superposición de imágenes (de un
cráneo con el rostro fotografiado en vida del supuesto fallecido, por
ejemplo) y la reconstrucción o modelado de un rostro a partir de una
calave¬ra, a pesar de la mucha literatura en torno a los mismos, son, en
mi opinión, procedimientos que suponen aproximaciones parciales en
materia de identificación y a las que se recurre cuando faltan otro tipo
de datos más fiables. Son métodos seguros para descartar una
identificación; frecuentemente se describen progresos técnicos en el
campo de la superposición de imágenes, pero es cuando menos dudoso que
los especialistas en identificación (que conocen por ejemplo la
meticulosidad de una identificación dactiloscópica) se atrevan a
confirmarla.
-Identificación odontológica: El empleo de la odontología no es nuevo y
su importancia es extraordinaria en aquellos supuestos en que los
cadáveres quedan carbonizados, cuando ya han desaparecido otros
elementos identificativos, o por las propias limitaciones que conllevan
otros métodos. Así, la dactiloscopia no servirá si no contamos con un
registro dactilar previo o si el cadáver no tiene dedos o los tiene
destruidos; la identificación por reconocimiento directo o por
accesorios no es fiable por ser susceptible de frecuentes errores; las
técnicas analíticas (salvo el ADN, llamado a resolver todos los casos),
radiológicas y otras complementarias son solamente indiciarias.
Sin embargo, está admitido en la actualidad por todos los especialistas
que "no existen dos dentaduras iguales" y que "aun los dientes de
gemelos idénticos presentan variaciones". Por ello, y siendo conocida la
resistencia a la destrucción de las piezas dentarias, se comprende el
alto valor identificativo de las mismas en supuestos de catástrofes, en
las que es una práctica admitida la extracción de maxilares o parte de
ellos.
La riqueza identificativa de la boca viene dada por el número de piezas
dentarias, sus caras, las particularidades de implantación, procesos
cariosos, reparaciones, diversidad de materiales empleados para
efectuar-las, ausencias, prótesis, implantes, etc. que hacen infinito el
número de combinaciones posibles. En cuanto a su resistencia a la
destrucción, incluso por fuego, es evidente que si de un cadáver no
quedan dientes, difícilmente podremos disponer de otros datos de valor
identificativo.
De la importancia de la identificación dental en supuestos de
catástrofes, pueden dar idea los tres casos siguientes, entresacados de
los muchos que cita José Sarmiento Buelga en la "Revisión bibliográfica
de artículos publicados entre 1991 y 1995" referida a esta materia.
- Accidente de un avión "Dash 7" en Torghatten, al norte de Noruega,
el 6 de mayo de 1988. Perecieron 36 personas, 33 pasajeros y tres
tripulantes. Las 36 víctimas fueron completamente identificadas y en 32
casos (89%) la identidad dental quedó establecida.
- Incendio del "Scandinavian Star", uno de los peores desastres de
ferrys del mundo y en el que perecieron 158 personas. Utilizando el
formulario de Interpol fueron identificadas todas las víctimas en el
plazo de 17 días. La identidad dental pudo establecerse en 107 casos
(68%).
- Desastre aéreo de Lockerbie, con 270 víctimas entre ocupantes del
avión y residentes locales. Del total de víctimas, 253 fueron
positivamente identificadas y de ellas 209 lo fueron con ayuda de la
odontología.
En "Odontología Legal y Forense", sus autores (6) exponen que de 1289
cadáveres de ocho accidentes masivos, tres marítimos y cinco aéreos se
identificaron por métodos exclusivamente odontológicos 887 víctimas, lo
que representa el 68,8% del total.
No obstante, la falta de reglamentación en cuanto a los datos que deben
obtener y conservar los dentistas, con motivo de visitas de sus
pacientes, hace que en ocasiones las informaciones dentales obtenidas PM
no puedan ser comparadas con datos AM, por falta de registros; así, se
da la circunstancia de que en catástrofes aéreas ocurridas en nuestro
país, se ha identificado a extranjeros y sin embargo no han podido ser
identificados, en el mismo porcentaje, los españoles. Y es que cada
dentista diseña sus propias fichas, no se rellenan en todos los casos,
no se actualizan y las anotaciones relativas a diversas particularidades
y reparaciones se consignan de manera distinta.
El Dr. Óscar Amoedo, (cubano afincado en París) considerado el impulsor
de la Odontología Forense y que intervino con éxito en la
identificación, mediante el estudio de dentaduras, de cuarenta
cadáveres, víctimas del incendio ocurrido en el bazar de "La Caridad" de
París, en el que fallecieron 126 personas, expresaba ya en un informe
presentado a un congreso médico internacional, en el año 1897, la
necesidad de establecer un sistema internacional único de notación
dentaria y una sola nomenclatura. A este respecto, no obstante y a pesar
del tiempo transcurrido, aún queda mucho por hacer.
En Inglaterra, por imposición legal, cuando un dentista trata a un
paciente tiene que dejar constancia obligatoriamente de los trabajos
anteriores, de los que él efectúa, y guardar los registros durante 10
años. En los países nórdicos es una práctica habitual la obtención de
radiografías dentales.
En materia de identificación la odontología resuelve problemas relativos
a determinación de sexo, edad, raza, grupo sanguíneo, profesión,
posición socio económica y de individualización personal. La mayor
información se obtiene sin duda del estudio de radiografías, pero
también pueden aportar datos valiosos la historia clínica, las fichas
dentales, el estudio de modelos o moldes, la palatoscopia o rugoscopia,
la queiloscopia (estudio de huellas labiales), las prótesis, fotografías
etc., sin olvidar las posibilidades de determinación de ADN en pulpa
dentaria.
En cuanto a la forma de obtener el odontograma de un cadáver, las
opiniones de los especialistas se encuentran divididas; hay quienes son
partidarios de la extracción de maxilares y otros se oponen a ella. Los
primeros sostienen que la forma ideal de realizarlos es extrayendo al
cadáver los maxilares y examinar las dentaduras después de un proceso de
limpieza, pues el confeccionarlo directamente sobre el propio cadáver
puede originar errores que dificulten las identificaciones. Esta parece
ser la postura respaldada por INTERPOL al expresar que "a causa del
número de datos físicos exactos que pueden derivarse de este examen (de
evidencias dentales), es un procedimiento aceptado la extracción de
maxilares o parte de ellos para exámenes posteriores". En cada caso será
la Autoridad Judicial competente quien deberá tomar la decisión al
respecto, pues otros especialistas opinan que deben limitarse las
extracciones a los casos estrictamente necesarios.
Por lo que se refiere a la confección de la ficha dentaria propiamente
dicha, existen numerosos sistemas de notación dental. La mayoría combina
diagramas de la dentadura, anatómicos o esquemáticos, con espacios en
blanco para las anotaciones escritas. El adoptado por la FDI
(Federación Dental Internacional) que es el recomendado por INTERPOL, es
el conocido como "binumérico" o "sistema dígito dos", en el que el
primer número designa la hemiarcada correspondiente y el segundo la
pieza dentaria, del 1 al 8, de mesial a distal.
Otros sistemas de notación dentaria son: el de Palmer o de ángulos; el
Universal o de Thomson utilizado en EE.UU. y aceptado por la ADA
(American Dental Association), que numera las piezas correlativamente
del 1 al 32 desde el tercer molar superior derecho al tercer molar
inferior derecho; el Haderup empleado en países escandinavos; el
Echeverri, empleado en Colombia y que utiliza letras en vez de números
para designar las piezas dentarias.
La forma de establecer las identificaciones, como con el resto de
evidencias, es mediante comparación de datos AM con datos PM
(radiografías, fichas, moldes, fotografías, etc.) plasmadas en los
correspondientes impresos de recogida de datos, pero nunca debe
realizarse cotejo de forma directa entre datos AM y la cavidad bucal del
cadáver.
Identificación de cadáveres en grandes catástrofes
1. Normativa
La Ley Orgánica 2/86 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contempla, en su
artículo 11, apartado i/, la función de sus miembros de "colaborar con
los Servicios de Protección Civil en los casos de grave riesgo,
catástrofe o calamidad pública, en los términos que se establezcan en la
legislación de Protección Civil". Pero dicha legislación (constituida
por la Ley 2/85, de Protección Civil, el Real Decreto 1378/85 y las
Normas Básicas de Protección Civil de 24-10-91) no contiene ni una sola
referencia expresa a la identificación de las víctimas de un suceso
catastrófico, aunque curiosamente la Ley de Protección Civil comienza su
exposición de motivos con la palabra "identificada", aunque para
referirse a lo que se entiende por protección civil (7). El Real Decreto
1378/85, que en alguno de sus artículos pretende ser minucioso, tampoco
se refiere para nada a la identificación de las víctimas y mucho menos a
los procedimientos técnicos empleados para poder efectuarlas (8).
La O.I.P.C (Organización Internacional de Policía Criminal = INTERPOL)
en su "Manual de Identificación de Víctimas de Catástrofes" recomienda
la formación, en cada país miembro, de comisiones permanentes para
identificación de víctimas de catástrofes, responsables de la
planificación anticipada de las acciones que hayan de emprenderse en
tales casos y de entrenar al personal clave que se prevea que va a verse
implicado en los distintos niveles.
Es aquí donde se incardina la actuación de ese Grupo "durmiente" para
actuación en catástrofes existente en la Comisaría General de Policía
Científica, de la Dirección General de la Policía, que antes
mencionábamos, integrado por profesionales con amplia experiencia en
labores de identifica¬ción de víctimas de catástrofes masivas, cuya
competencia está avalada por los resultados obtenidos en sus distintas
intervenciones.
Algunas de las más importantes catástrofes con múltiples víctimas ocurridas en nuestro país en los últimos años, han sido:
LUGAR AÑO VICTIMAS
Montseny (Barcelona) 1970 112
Los Rodeos (Tenerife) 1972 65
Los Rodeos (Tenerife) 1977 585
Los Alfaques (Castellón) 1978 211
Los Rodeos (Tenerife) 1980 1146
Málaga 1982 51
Mejorada (Madrid) 1983 184
Barajas (Madrid) 1983 93
Alcalá 20 (Madrid) 1983 76
Monte Oiz (Bilbao) 1985 146
Algeciras (Cádiz) 1985 23
Discoteca Flying 1990 43
Camping de Biescas 1996 86
A nivel periférico, las medidas a tomar en cuenta se refieren a la
actuación de ese Grupo de Identificación de víctimas de catástrofe, si
el número de cadáveres o las posibles dificultades del proceso de
identificación hiciesen previsible la necesidad de su intervención,
están concretadas en una Circular de régimen interno, de la Comisaría
General de Policía Judicial, de mayo de 1990, que en esencia determina:
a) Comunicar la magnitud de la catástrofe y presumible número de víctimas.
b) Informar a la Autoridad Judicial competente de la existencia del
Grupo de Identificación de víctimas de catástrofe, el cual dispone de
los medios humanos y técnicos suficientes para una actuación inmediata y
para resolver la problemática identificativa en tales circunstancias.
Esta misma circular incide en que, tras la retirada de heridos y
supervi¬vientes, se considera de la máxima importancia, para un mejor
resultado de los trabajos de identificación, el "acordonamiento y
protección de la zona del siniestro" y la "especial protección de los
cadáveres o restos humanos, así como de los efectos que lleven consigo,
evitando su retirada precipitada e indiscriminada".
2. Factores esenciales Los trabajos de identificación de fallecidos
constituyen sólo una parte de las labores a realizar por el amplio
dispositivo que genera la gestión de una situación de catástrofe. Un
magnífico trabajo sobre el tratamiento integral de una situación de
emergencia, desde el punto de vista médico-asistencial, es el realizado
por el Director de la Clínica Médico Forense de Zaragoza, D. Juan A.
COBO PLANA, publicado en el "Boletín de Información" del Ministerio de
Justicia, núm. 1784-85, de 1 de Noviembre de 1996, titulado "La
Respuesta de Jaca a la tragedia de 7 de Agosto de 1996 en Biescas.
Especial referencia al operativo relativo a los fallecidos y sus
familiares". La prevención de las consecuencias psíquicas en los
allegados de las víctimas constituyó uno de los objetivos esenciales de
dicho operativo, que convendría ser tenido en cuenta con ocasión de
sucesos análogos.
Pero centrándonos exclusivamente en los trabajos encaminados a lograr
determinar la identificación de las víctimas, todos los especialistas
consideran de la máxima importancia la observación estricta de estas
premisas:
• Previsión de medios: Sería deseable que en cada Comunidad
existieran previsiones acerca de lugar/es adecuado/s, a tenor de la zona
en la que el suceso acontezca, con vistas a su empleo hipotético como
depósito de cadáveres de una gran catástrofe. Se consideran lugares
adecuados los siguientes: hangares, naves, garajes, polideportivos
cubiertos, etc., con capacidad suficiente para el número de víctimas a
identificar.
Debe estar bien comunicado y con posibilidad de aterrizaje de
helicópteros; es imprescindible que tenga agua corriente, sistemas de
desagüe, iluminación, buena ventilación y con espacios para establecer
oficinas provisionales, líneas telefónicas, fax, fotocopiadoras etc.
Preferiblemente ha de tratarse de un recinto aislado, que permita el
establecimiento de un estricto control policial de los accesos al mismo.
Igualmente convendría establecer previsiones en cuanto a los medios
humanos y materiales que han de intervenir y que sea necesario utilizar,
respectivamente, así como promover reuniones periódicas entre los
responsables de llevar a cabo los trabajos de identificación de víctimas
y organizar simulacros analizando críticamente sus resultados. Deberían
existir relaciones actualizadas de las personas llamadas a intervenir y
sistemas para su localización urgente, en caso necesario.
Necesidad de un mando único y establecimiento de una rígida cadena
de mando: Bajo la dependencia directa del máximo responsable de la
gestión integral de la catástrofe, (al igual que el responsable de
dirigir las operaciones de rescate y el director de comunicaciones)
deberá existir un director de identificación de víctimas, quien
coordinará:
a) El "equipo" de personas desaparecidas, con todo lo relativo a la
confección de listas de potenciales víctimas, hasta llegar a establecer
la lista definitiva de fallecidos-desaparecidos y recogida de datos AM,
partiendo del testimonio de familiares.
El estado de los cadáveres recuperados y el previsible estado de los
pendientes de recuperar, permitirá enfocar-orientar acerca del tipo de
datos AM que es necesario recabar. En los supuestos de identificaciones
problemáticas, por calcinación, descomposición, etc., habrán de
obtenerse todo tipo de datos AM y lo más amplios y fiables posibles.
b) Los equipos de rescate de cuerpos y de obtención de datos PM. Dando
por hecho que la recogida de datos PM va a ser realizada por
especialistas, tanto a partir del examen externo como interno de los
cadáveres, ha de insistirse en la importancia capital que para todo el
proceso tienen las operaciones de rescate y traslado de cuerpos. Nunca
se insistirá bastante en la relevancia de esta labor, que no debe
dejarse en manos inexpertas. Es conveniente que la misma sea
controlada/supervisada por especialistas en identificación, con una
visión global de los trabajos a realizar y con conocimientos de las
diversas técnicas identificativas.
Habrá de fijarse en el lugar, y en el croquis del mismo levantado al
efecto, la situación exacta de cada cuerpo o fragmento, asignándole una
etiqueta que lleve un número indeleble. Las etiquetas deben fijarse en
los cadáveres y no en la camilla de transporte o manta empleada para
cubrirlos. Estas etiquetas han de ser de plástico o plastificadas para
evitar su destrucción por agua o fluidos corporales. En el lugar exacto
de recogida de cada cuerpo o fragmento se deja una estaca marcada con el
mismo número de referencia que el asignado al cadáver recogido en ese
lugar.
La cantidad de datos de todo tipo que pueden perderse por la retirada
precipitada de cuerpos o efectos, solo se valorará adecuadamente en las
fases posteriores del proceso, cuando lamentablemente ya será tarde
porque aquellos datos e informaciones se habrán perdido; por tanto, no
se desplazarán los cadáveres antes de que se hayan hecho todas las
averiguaciones que puedan practicarse en el lugar del suceso.
Para catástrofes ocurridas al aire libre, Interpol recomienda
cuadricular el lugar de toda el área del desastre y confeccionar un mapa
esquemático de dicha cuadrícula. Los cadáveres se marcan con su número
de referencia y las coordenadas correspondientes de la cuadrícula; (por
ejemplo "50¬100/75", donde 50 sería el número de cadáver y 100/75 el
lugar de la cuadrícula en el que fue encontrado).
c) El centro de identificación propiamente dicho, donde se establecerá
la correlación entre datos AM y PM, recogidos por los diversos
especialistas.
* Trabajo en equipo: Entendidas las tareas identificativas como una
labor multidisciplinar, en la que intervienen diversos especialistas, se
hace necesario insistir en la importancia de esa labor de equipo,
valorando la colaboración entre sus miembros y delimitando las funciones
de cada uno o grupo de ellos, con el fin de eliminar posibles
solapamientos en la toma de datos, o, lo que sería más grave, para
evitar que alguien dejase de tomarlos en la creencia de que están siendo
recogidos por otros miembros del equipo. La función del responsable de
los trabajos de identificación y de los distintos coordinadores
encargados de las diversas áreas es esencial en este aspecto.
Algunos autores recomiendan una reunión diaria entre los diversos
especialistas en necroidentificación, para la puesta en común de los
datos recogidos, con el fin de efectuar el mayor número posible de
identificacio¬nes, en una primera fase, y reducir así el campo de
trabajo futuro. Hay incluso quien es partidario de recoger en un
"planning", colocado en lugar visible, los resultados de los trabajos
que se van efectuando y las identificaciones confirmadas. Si los
resultados son buenos, la observación de los mismos puede servir de
acicate para mantener el esfuerzo de los especialistas.
En general todos los expertos coinciden en valorar la importancia de la
labor de equipo, de la que suele depender en gran medida el resultado de
los trabajos.
* Conveniencia de un depósito único de cadáveres: Lo ideal es que todos
los cuerpos de un desastre de importancia se trasladen a un único
depósito, preferiblemente no hospitalario. Si se empleasen más de uno se
dispersaría información, se multiplicarían los esfuerzos de los equipos
de identificación y se ocasionaría a los familiares una angustia
sobreañadida al tener que visitar varios depósitos. Además, se
produciría una sobrecarga innecesaria del sistema de comunicaciones ya
de por sí saturados. La conveniencia de que el depósito no sea
hospitalario se desprende esencialmente de estos factores:
- Suelen ser pequeños para albergar a las víctimas de una gran catástrofe; no están pensados para ello.
-Las vías de acceso a hospitales han de estar libres, máxime en una situación de emergencia.
-Muchos cuerpos pueden estar calcinados o en proceso de descomposición y
un depósito hospitalario no suele reunir condiciones para su
conservación.
A la hora de establecer previsiones en cuanto a la elección y
designación de un depósito de cadáveres para una situación de desastre,
habrían de valorarse estos factores:
a) Local: que sea lo más amplio posible y situado a nivel de suelo.
b) Accesos: se procurará la mejor comunicación por tierra (carretera y
ferrocarril) y aire, sobre todo si muchas de las víctimas son
extranjeras. Ha de procurarse la máxima rapidez tanto en la recogida de
cuerpos como en su evacuación y en la llegada y salida de familiares.
c) Seguridad: el aislamiento de la zona y el control de accesos son
funciones que corresponderán a la policía; su opinión habrá de ser
tenida en cuenta a la hora de designar el lugar adecuado para,
conjugando otros factores, elegir el que sea más fácil de proteger.
d) Parking: suficientemente amplio para permitir el estacionamiento de
vehículos oficiales y particulares de familiares, sin olvidar la posible
necesidad de vehículos frigoríficos.
e) Oficinas: se establecerán en locales fijos o en casetas o caravanas
portátiles. Se ha de prever el número y situación de los mismos de
acuerdo atendiendo a criterios de operatividad y procurando su mejor
distribución para que en los trámites que deban efectuar los familiares
se siga un itinerario lógico.
f) Área del mortuorio propiamente dicho: si se estimase conveniente
enseñar los cuerpos a familiares para reconocimiento visual, habrán de
extremarse las medidas para evitar sufrimientos sobreañadidos a esos
familiares. Se les conducirá directamente al cadáver que tratan de
reconocer, evitando la visión de los restantes mediante separación por
mamparas. Por supuesto, no presenciarán los trabajos de identificación
que realicen los especialistas y se espaciarán los reconocimientos entre
distintas familias para evitar que las escenas de dolor de unas sean
presenciadas por otras. Si hay una sala de espera de familiares que
acuden a realizar esta operación ha de estar suficientemente apartada
del mortuorio.
El área general del mortuorio puede ser necesario dividirla en varios
espacios menores; por ejemplo: el de cuerpos examinados, el de cuerpos
no examinados, el área de autopsias, el área de examen dental, de
dactiloscopia y fotografía, etc.
g) Infraestructura y servicios: las penosas condiciones de trabajo de
los especialistas en necroidentificación pueden hacerse aún más
difíciles si se realizan en malas condiciones. Por eso el contar con
agua abundante, ventilación e iluminación adecuadas y buenos desagües es
esencial. También ha de atenderse al descanso, alimentación y aseo de
esos especialistas y a este respecto Interpol entiende que el personal
que interviene en la "Sección de Examen de Cadáveres" debería trabajar
en turnos de no más de dos horas, por la tensión a la que se encuentra
sometido.
h) Centro de recepción de familiares: para atender a su alojamiento,
atenciones de todo tipo y entrevistas para recogida de datos AM.
3. Pautas de actuación operativa
3.1 En el lugar del siniestro
3.1.1 Rescate de supervivientes
Los expertos en esta materia son los
sanitarios y el salvar una vida está por encima del resto de
consideraciones, por tanto no hay nada que comentar en este aspecto. Si
el rescate se puede efectuar de forma ordenada y metódica, de manera que
no se entorpezcan las labores de identificación, los resultados serán
mucho mejores; pero todos comprendemos que esto resulta secundario
cuando se trata de salvar vidas y se trabaja con posibles peligros
añadidos como consecuencia de incendios, explosiones etc.
3.1.2 Protección del lugar
Se ha de ser absolutamente estricto en la misma; una vez rescatados los
heridos se debe acotar rígidamente la zona, evitando la entrada de
supuestos colaboradores, que incluso con la mejor intención pueden
entorpecer. Es el momento de establecer un plan concreto de actuación
para ese suceso específico, en cuanto a la forma de acometer los
trabajos identificativos, en base a la magnitud del suceso, estado de
los cadáveres, condiciones de la zona, origen de los fallecidos, etc.
3.1.3 Reportaje gráfico
Antes de comenzar el rescate de cuerpos debe realizarse un amplio
reportaje, fotográfico y de vídeo, que ayude a situar el conjunto,
descen¬diendo lo más posible al detalle. Para su ejecución puede ser
necesario el empleo de helicópteros o grúas pluma.
3.1.4 Rescate de cuerpos y efectos
La importancia de la buena ejecución de esta labor es esencial; de cómo
se realice van a depender mucho los resultados posteriores. Un error
cometido en los primeros momentos se va a trasmitir en progresión
perturbando todo el proceso. El rescate debe efectuarse de acuerdo con
el plan preesta¬blecido y para ello se organizarán equipos de rastreo,
que ante el hallazgo de cuerpos obtendrán fotografías de detalle con el
fin de solventar posibles dudas futuras. Una vez situado el cuerpo con
arreglo a su entorno, se recoge en unión de los objetos que le circundan
y que indudablemente le pertenezcan y se introducen en bolsas numeradas
y transparentes, con vistas a su posterior exhibición.
3.2 En el depósito de cadáveres
3.2.1. Recepción del cuerpo
Cada cuerpo o fragmento ha de ser nuevamente fotografiado a su llegada
al depósito. Para una situación de desastre importante, INTERPOL
aconseja que, con el fin de facilitar los trabajos, se separen los datos
AM en los siguientes doce grupos:
- Varón, blanco, menor de 15 años
- Varón, blanco, entre 15 y 70 años
- Varón, blanco, mayor de 70 años
- Varón, no blanco, menor de 15 años
- Varón, no blanco, entre 15 y 70 años
- Varón, no blanco, mayor de 70 años
- Mujer, blanca, menor de 15 años
- Mujer, blanca, entre 15 y 70 años
- Mujer, blanca, mayor de 70 años
- Mujer, no blanca, menor de 15 años
- Mujer, no blanca, entre 15 y 70 años
- Mujer, no blanca, mayor de 70 años
En igual forma se operaría con el archivo de datos post mortem (PM).
3.2.2 Fotografía de conjunto
Debidamente acondicionado el cuerpo, dentro de las limitaciones que
imponga su estado, se vuelve a fotografiar de conjunto y se obtienen
detalles del rostro, con vistas a orientar un hipotético reconocimiento
visual mediante exposición de fotografías. Todo cadáver ha de ser
siempre fotografiado con el número que le fue asignado. Es posible la
llegada al mortuorio de cadáveres sin numerar, por haber sido retirados
del lugar del siniestro antes de iniciada aquella labor de numeración. A
estos se les asigna un número independiente, que pertenece solo al
mortuorio, precedido de la letra "M" (de mortuorio).
3.2.3 Objetos y prendas
Se retiran todos, así como los documentos, asignándoles el mismo número
de orden que tiene el cadáver al que indudablemente pertenecen. Para
fotografiar leyendas en el interior de anillos o pulseras, si no es
posible hacerlo en su estado original, se cortan y se extienden.
Insistimos en que los objetos personales y prendas nunca deben ser
considerados pruebas definitivas de identidad, aunque si auxiliares muy
valiosos para orientar una identificación y, por tanto, han de tenerse
en cuenta y explotar toda la información que puedan aportarnos.
3.2.4 Necrorreseña
Caso de disponer de datos AM de tipo lofoscópico, ya es sabido que ésta
es la forma más rápida, segura, sencilla, eficaz y barata de establecer
indudablemente una identificación. En ocasiones puede recurrirse a
recoger datos AM revelando huellas dactilares en objetos del equipaje
del candidato a identificar o en su domicilio, una vez conocido, en
objetos de uso personal.
3.2.5 Mediciones antropométricas y rasgos generales.
Con el cuerpo
desnudo se comienza por describir estos rasgos generales para determinar
sexo, edad aproximada, talla y peso aproximados, grupo étnico, color de
ojos y de pelo y todo tipo de mediciones de la forma más meticulosa
posible.
3.2.6 Estudio corporal detenido o rasgos específicos
Se buscan y fotografían cicatrices, tatuajes, malformaciones, verrugas,
pecas y otras marcas singulares. Particularidades de este tipo pueden
posibilitar una identificación; la existencia de fotografías en las que
aparezcan, en vida, esas particularidades, pueden significar una ayuda
valiosa para alcanzar esa identificación positiva.
3.2.7. Muestras
Se tomarán todas las consideradas necesarias con vistas a una posible
identificación por medios analíticos (sangre, ADN) y en previsión de que
pueda ser insuficiente el empleo de las restantes técnicas
identificativas. Habrán de tomarse medidas para la conservación de esas
muestras si no van a ser analizadas de forma inmediata. Es conveniente
obtener muestras abundantes, pues cuando se están acometiendo estos
trabajos normalmente se desconoce el tipo de datos AM de los que vamos a
disponer del cadáver candidato.
3.2.8 Odontograma y otros complementarios
Nos remitimos a lo ya expuesto en el apartado "Identificación de
cadáveres aislados", en lo relativo a esta materia. Debemos insistir en
la posibilidad de que en los registros dentales existan diferencias de
terminología, o el empleo de distintos símbolos, que den lugar a errores
en la interpretación de datos. De aquí la necesidad de que estos
estudios se realicen por verdaderos especialistas, a ser posible
conocedores de distintos sistemas de notación y simbologías.
3.2.9 Cotejo entre datos AM y PM
Todos los datos recogidos en las diversas actuaciones y procedimientos
identificativos se han debido ir plasmando en el correspondiente impreso
de datos PM. A la vez habrán sido confeccionados los impresos de datos
AM, con la información facilitada por familiares. Llegado este momento
han de ponerse en concordancia los datos de ambos impresos, para llevar a
cabo las identificaciones.
1 Dictamen de identidad
2 FORMULARIOS
Los trabajos concluyen con los dictámenes de identidad que se plasman en los correspondientes informes periciales.
Esencial en todo el proceso es el poder disponer de buenos formularios
para recogida de datos. INTERPOL propugna el empleo de un modelo que, en
mi opinión, resulta excesivamente complejo, pero cuya complejidad viene
dada precisamente por la gran cantidad de datos que permite recoger.
Este modelo amplio consta de trece partes, de las que cinco están
estructuradas para recogida de datos AM; son las hojas amarillas del
impreso y se refieren respectivamente:
Parte A: destinada a recoger datos de tipo general del desaparecido; comprende los epígrafes del 001 al 020.
Parte D: para recogida de datos físicos; epígrafes del 032 al 049.
Parte E: para descripción de ropas, joyas y efectos personales; epígrafes del 050 al 070.
Parte F: recoge información adicional sobre el desaparecido, incluyendo datos de quien facilita la información.
Parte I: Comprende el espacio destinado a recoger información dental AM.
Las hojas impresas en color rosa, para recogida de datos PM, comprenden estos apartados:
Parte B: desde los epígrafes 021 al 026; recoge datos relativos al
lugar y hora del hallazgo, estado del cadáver, nombre de quien lo
encontró y fotografió.
Parte C: desde los epígrafes 027 al 031; contiene datos relativos a
operaciones efectuadas ( si se fotografió, necrorreseñó, si se efectuó
reconocimiento dental, si fue autopsiado y muestras obtenidas)
Parte D: descripción de rasgos físicos externos; epígrafes del 032 al 049.
Parte E: para ropas, joyas y efectos personales; epígrafes del 050 al 070.
Parte F: para información adicional.
Parte G: desde los apartados 071 al 078; está destinado a recoger
datos de la identificación, una vez efectuada, con expresión del "doctor
cualificado o autoridades que hagan la identificación".
Parte H: compendia datos referentes a la causa de la muerte, desde los apartados 079 al 108.
Parte J: para recoger toda la información dental observada PM.
Existe otro formulario de INTERPOL, en modelo abreviado, integrado por
VI apartados, y del que son más extensas las "instrucciones relativas al
modo de llenar el formulario" que el propio impreso. En los mismos se
cumplimentan los apartados o epígrafes I, III, IV y V, por cada persona
desaparecida, y los II, III, IV, V y VI, por cada víctima encontrada en
el lugar del accidente. Insiste el formulario en que "las contestaciones
deben formularse con la máxima precisión; un detalle que, en
apariencia, no presenta ningún interés puede resultar ulteriormente de
interés capital".
El contenido de los seis epígrafes es del siguiente tenor:
I.-Datos generales relativos a la persona desaparecida.
II.-Datos del hallazgo del cadáver: número de referencia, fecha, hora y
lugar del descubrimiento, sexo y edad presunta, estado del cuerpo y
datos de la persona que lo encontró.
III.-Rasgos físicos: entre otros, color de la piel, del pelo, nariz,
oreja, boca y labios, dientes (con espacio para odontograma).
IV.-Vestidos, joyas, documentos, huellas dactilares, fotografías.
V.-Datos complementarios.
VI.-Datos relativos a la identificación del fallecido, con expresión (fecha y firma) de la autoridad que la efectuó.
En mi opinión, resultan mucho más manejables, más fáciles de
cumplimentar, y son tan válidos en cuanto a contenido, los impresos de
la Comisaría General de Policía Científica diseñados para la
identificación de víctimas de catástrofe, pero que son aptos también
para su empleo en casos de cadáveres aislados. Son éstos unos trípticos,
impresos sobre cartulina rígida (que permite su uso sin necesidad de
ningún soporte), y de los que existen dos modelos distintos, aunque muy
similares: el de color rosa para recogida de datos "Post Mortem" y el de
color amarillo para los "Ante Mortem".
El contenido del impreso PM es el siguiente:
En la parte superior derecha de todas las caras (seis) del impreso,
aparece un recuadro para anotar el número de cadáver y el sexo, si es
posible determinarlo.
La portada del tríptico está reservada para anotar la identificación del
fallecido, una vez establecida, y será la última parte a cumplimentar.
La parte A permite la descripción de ropas, calzado, reloj y documentos
de identidad. De la ropa se expresa: tipo de prenda, color, dibujo,
marca, origen, talla, tejido, etc.
La parte B se refiere a la descripción de joyas y bisutería e incluye:
anillos,sortijas, medallas, placas, colgantes, otros complementos de
adorno, conespacio reservado para anotar inscripciones y fechas.
La parte C está destinada a la descripción física, y en la zona inferior
seexpone un esquema del cuerpo humano completo y por miembros;
consímbolos preestablecidos para ciertas anotaciones (parte desaparecida
= X,cicatriz = //////, tatuaje = o, fractura = ).
La parte D recoge todo lo relativo a información dental y dactilar,
conespacios para odontograma y necrorreseña dactilar completa y
fórmuladactiloscópica.
La parte F está destinada para anotaciones referentes al examen interno
yradiológico y reserva el espacio final de la hoja para ampliar
información delos apartados A/B/C y D.
El impreso AM contiene análoga información, con ligeras diferencias;
así, enla portada, en la parte inferior de la misma, contiene
información de lapersona que facilita datos acerca de la persona
desaparecida o candidato aidentificar.
RESUMEN
A manera de resumen, se expone la siguiente relación de:
a/ Métodos y técnicas empleados para identificar cadáveres:
-
Reconocimiento visual.= Reconocimiento de objetos y prendas, (especial
consideración a lasinscripciones en piezas de joyería y etiquetas de
ropas).
- Descripción física: antropometría general y particularidades y
rasgosespecíficos.
- Identificación lofoscópica (preferible a cualquier
otra técnica siempre quesea posible su empleo).
- Identificación dental:
examen oral, radiografías, moldes, etc.
- Identificación radiológica.
- Identificación serológica y técnicas analíticas.
- Patologías, prótesis,
intervenciones quirúrgicas.
- Superposición de imágenes, reconstrucción y
modelado.
b/ Personal que puede resultar necesario, dependiendo de la magnitud del suceso:
- Médico/s forense/s.
- Lofoscopistas.
- Fotógrafos.
- Personal de seguridad.
- Radiólogos.
- Odontólogos
- Especialistas en
antropología.
- Especialistas en técnicas analíticas.
- Relaciones
públicas
- Encargados de objetos.
- Servicios funerarios.
- Comunicaciones.
- Suministros.
- Especialistas en informática.
- Transporte.
c/ Equipo e instrumental esencial necesario:
-Cámaras frigoríficas.
- Cámaras y material de fotografía y vídeo
- Equipo y material para rayos X
- Bolsas para cuerpos
- Etiquetas
plastificadas con buen sistema de sujeción.
- Rotuladores de escritura
permanente.
- Batas.
- Guantes.
- Botas.
- Mascarillas quirúrgicas.
- Cascos.
- Formularios de identificación víctimas catástrofe.
- Carpetas
porta-documentos.
- Carretillas.
- Tijeras, sierras, jeringas, bisturíes,
etc.
- Toallas, esponjas, cubos, baldes, etc.
- Frascos para recogida de
muestras.
- Recogedores.
- Cuerda.
- Estacas de madera.
- Fotocopiadora.
- Hachas.
- Megáfonos.
- Teléfonos.
- Mesas para autopsias.
- Mesas y sillas
- Fundas (monos) de trabajo.
- Archivadores.
= Mochilas.
= Termos y neveras
portátiles.
= Cintas métricas.
= Reglas para medir.
EPÍLOGO
El rigor, la meticulosidad, la planificación, la coordinación entre
especialistas y unas mínimas disponibilidades de material, son premisas
esenciales que deben presidir toda actuación en supuestos de
identificación de cadáveres, máxime en situaciones de catástrofe con
múltiples víctimas.
Estos conceptos básicos no se compaginan fácilmente con la falta de
previsión en cuanto a elaboración de planes de intervención en tales
supuestos (típica de nuestro carácter), y con actuaciones precipitadas
cuando ya el suceso ha acontecido.
Por ello, la iniciativa de los responsables del Área de Medicina
Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Oviedo, de elaborar un manual de actuación en catástrofes, con
referencia expresa a los trabajos de identificación de víctimas, debe
merecer, y aquí queda expresado, un sincero reconocimiento.
BIBLIOGRAFÍA
Rodríguez Andaluz J.M., Mantecón Burgos J. Necroidentificación. Dirección General de la Policía: Madrid, 1983
Moya Pueyo V., Roldán Garrido B., Sánchez Sánchez J.A. Odontología Legal y Forense. Massón S.A.: Barcelona, 1994
Varios. Estudios de Policía Científica. Identificación. Vol. 1. División
de Formación y Perfeccionamiento de la Dirección General de la Policía.
Madrid, 1990
Manual de identificación de víctimas de catástrofe. Organización Internacional de Policía Criminal INTERPOL.
Posibilidades técnicas de la Comisaría General de Policía Científica.
Dirección General de la Policía, Comisaría General de Policía
Científica, Madrid, 1995
López Palafox J. Apuntes sobre necroidentificación. Madrid, 1991
Sarmiento Buelga J. Identificación de víctimas en caso de catástrofe.
Revisión bibliográfica de artículos publicados entre 1991 y octubre de
1995". Oviedo, 1995.
Snyder L. Investigación de homicidios. Editorial Limusa: México, 1974
Lubián y Arias R. Dactiloscopia. Instituto Editorial Reus S.A.: Madrid, 1975
Ortega Piga A. Conclusiones sobre Identificación Médico-Legal,
Radiología Máxilo-Facial y Dental. Curso sobre introducción a la
identificación en Odontología Forense y Grandes Catástrofes. Madrid:
1989
(1).-Según el Diccionario de la Lengua Española es "reconocer que una persona o cosa es la misma que se supone o se busca".
Para Edmond Locard, identificación personal es "como la operación policial
o medico-legal mediante la cual se establece la personalidad de un individuo".
(2).-Identidad.-Para Locard es el "conjunto de caracteres por los
cuales el individuo define su personalidad propia y se distingue de sus
semejantes". Lacassagne entiende que "es la determinación del conjunto
de signos que distinguen a un individuo de todos los demás, ya sea
durante la vida, ya después de la muerte".
(3).-Granadino de origen, nacido en 1855 y fallecido en Madrid en 1912;
famoso antropólogo, con grandes conocimientos de Biología. Fue
catedrático de Anatomía en las Universidades de Granada y Madrid
(cátedra esta última que ganó por oposición al que sería insigne Premio
Nobel D. Santiago Ramón y Cajal). Dio a conocer su "sistema
dactiloscópico" en el congreso de Ciencias Médicas celebrado en Zaragoza
en 1908, en el que afirmó: "la parte de nuestro cuerpo que más tenaz y
exactamente conserva su invariabilidad en el individuo y que mayor
diversidad ofrece en los de la especie, es la red papilar de los dedos
de las manos, y esos dibujos a manera de filigrana, que tantas veces
habremos contemplado con indiferencia, deben interesarnos vivamente
porque constituyen el sello más personal y característico para acreditar
nuestra identidad".
(4).-Según una descripción griega, que conserva la Policía de Hamburgo y
que data del siglo II, dicho esclavo, que había escapado de su dueño
"era un sirio de Bambyce, de unos 18 años, talla mediana, sin barba.
Tiene las piernas rectas, el mentón con fositas, una verruga en forma de
lenteja en la cara izquierda de la nariz, una cicatriz en la comisura
derecha de la boca y está tatuado con caracteres bávaros en la muñeca
derecha".
(5).-Según la descripción que conocemos era "de constitución robusta,
estatura media, piel blanca con tinte rojizo en mejillas y pecho,
cabellos rubios rizados, nariz aguileña y en los ojos la peculiar
característica de ser de diferente color, negro el derecho y azul el
izquierdo".
(6).-V. Moya Pueyo, B. Roldán Garrido y J. A. Sánchez, catedrático y
profesores, respectivamente, de la Facultad de Medicina de la
Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Toxicología y
Legislación Sanitaria.
(7).-"Identificada doctrinalmente como protección física de la persona y
de los bienes, en situación de grave riesgo colectivo, calamidad
pública o catástrofe extraordinaria..."
(8).- El Artículo 7, titulado "Actuaciones operativas", hace una extensa
relación de las mismas y entre las encomendadas a los Servicios de
Seguridad se citan: "El cerramiento de la zona siniestrada; la
ordenación de la misma en función de las misiones correspondientes a
cada servicio; el control y ordenación de accesos y salidas; el
mantenimiento del orden y la seguridad interior; la vigilancia y
ordenación de tráfico en las vías de comunicación adyacentes para
facilitar la accesibilidad de los medios de intervención y de socorro;
la evacuación de personas, de bienes en peligro o de víctimas".